“No me toque”, puede sonar una frase más que aceptable durante estos días. Sobrepasar el límite en el trato o en conductas hacia una persona, sin duda es una actitud reprochable, y cada cual debe marcar el límite de confianza en ese aspecto. Pero tampoco es una excusa para divinizarse, y marcar diferencias por el solo hecho de ser una autoridad y ostentar un cargo de representación popular o de poder. Las distancias se deben marcar cuando existe abuso.
Debemos entender las reglas del juego. Si alguien quiere ser un personaje público, sobre todo dedicarse a la política, tiene que tener claro que la desesperación de una persona esforzada no es para la risa, y que el trabajo periodístico responsable no es una amenaza. Hoy en Talca la frase “no me toque” no es mirada como una bandera de lucha, sino que un slogan que lo único que hace es marcar distancias entre el más poderoso y el más débil.
Esto porque eso fue exactamente lo que dijo el alcalde de la capital del Maule a un periodista que no hizo más que preguntarle qué posibles soluciones existen para los locatarios del Centro Regional de Comerciantes y Emprendedores (Crece), quienes están muy angustiados por las bajísimas ventas. “No me toque”, dijo con voz desafiante, y subió raudamente a su vehículo. Solo segundos antes se reía en la cara de un comerciante que le explicaba su desesperación por su precaria situación laboral.
Vale mencionar que el traslado al centro comercial de los ambulantes, contemplaba un plan de integración y publicidad que el municipio no ha cumplido, por eso el descontento de la gente. Además, hasta la fecha la mayoría de los puestos están cerrados, porque muchos venden solo mil pesos diarios, razón por la cual no se motivan a abrir. Una situación que tiene un solo responsable: el alcalde, el que no puede ser tocado, y que solo responde a quienes idolatran su figura y glorifican su nombre.
Andrea Camargo, presidenta Fundación Mujeres