Filósofo afirma que la Asamblea Constituyente nos permitirá apreciar una nueva forma de hacer política

“Se trata de un Chile que despierta después una historia entera de abusos”, manifiesta el Dr. Javier Agüero Águila, director del Departamento de Filosofía de la Universidad Católica del Maule, en esta entrevista en la que reflexiona sobre la actualidad política del país.

  • ¿Cuál es la lectura que usted -como filósofo- hace sobre el Chile actual?

Se trata de un Chile que despierta después una historia entera de abusos y en donde hombres y mujeres se reconocen en otros individuos que conforman un mismo espacio. Chile deja de ser simplemente una economía y pasa, de a poco, a transformarse en una sociedad con un núcleo vinculante que no debe ser el mercado, sino una dimensión solidaria en la que podamos sentirnos parte de algo colectivo, abandonando el individualismo radical y brutal al que por décadas nos sometió el modelo.

Todo esto no significa el fin de la política. El poder igual va a ser disputado y, probablemente, veremos repetirse viejos y conocidos vicios. Sin embargo, hay algo de fondo que nos permite creer en que algo cambió en lo profundo de la sociedad chilena. Esto requiere maduración, yo no levantaría los brazos tan rápidamente celebrando el triunfo final. Chile tiene que darse el tiempo de re-conocerse en este nuevo tramo histórico y, progresivamente, ir dejando atrás la tragedia del individualismo. Los procesos sociales requieren de un proceso de racionalización y sedimentación. No obstante todo lo anterior, me quedo con la frase del sociólogo Manuel Canales después de las últimas elecciones: “en Chile triunfó la otredad”.

  • En su opinión, ¿cómo considera que el Gobierno de Sebastián Piñera está leyendo y manejando la situación actual del país marcada, no solo por la crisis política y social, sino también por la crisis sanitaria?

Es una respuesta más o menos simple de responder. Desde el principio el presidente no supo leer nada. En ese sentido creo que se trata –sino del más– de uno de los gobiernos más miopes de la historia de Chile. Empezó declarando la guerra y en su última cuenta pública, pide perdón por la violación a los derechos humanos en la revuelta del 2019. Hay en él algo así como un auto-castigo permanente. Se equivoca siempre de la misma manera y vuelve a repetir los mismos errores. Sin duda no escucha a sus asesores y pasa a ser el principio y el final de todo, el alfa y el omega de una de las peores administraciones de nuestra historia. Hay en Piñera un gesto como el de Luis XIV: “El Estado soy yo”. Esto le ha jugado en contra y junto con eso el país entero ha pagado los costos.

Si bien el proceso de vacunación ha sido exitoso y eso debe ser reconocido, el manejo político de la pandemia ha sido desastroso. Llevamos 30 mil muertos y el número de contagios, diariamente, sube (o levemente disminuye respecto del día anterior).

En definitiva, y en su afán protagónico desmedido y errática inherente, Piñera arrastró al país entero a un lugar desde el cual saldremos, únicamente, construyendo un Chile participativo e inclusivo. Si bien le quedan 10 meses en el gobierno su gobierno mismo, está acabado.

  • ¿Cree usted que el proceso constituyente será capaz de encauzar la crisis institucional que atraviesa el país?

Eso es lo que esperamos todas/os, pero ni la Asamblea Constituyente ni la Constitución van a resolver los problemas inmediatos que atraviesa la sociedad chilena. Ambas instancias no son un antídoto instantáneo contra los cánceres que por siglos se han enquistado en la sociedad chilena. Estos procesos requieren de algo así como una “fermentación cultural”, tienen que madurar. La AC nos va a permitir dar cuenta y apreciar una nueva forma de hacer política donde el consenso por el consenso, o el consenso como gran y único vector de la democracia será superado. Esperamos ver disentir, enfrentar posiciones sin que los cálculos lo definan todo. En ese sentido, es lo que se espera, la política chilena, claramente, entrará en una nueva etapa que debe consolidar su propia ruta junto a los pueblos originarios, las mujeres (que por primera vez en la historia conforman la mitad de una instancia pública), los movimientos sociales, en fin.

Después la nueva Constitución debería, igual y gradualmente, generar un nuevo sujeto. Las constituciones son muy determinantes no solo porque definen las reglas del juego, deberes y derechos, sino porque, al final del día, lo que producen, es un tipo de racionalidad que involucra, igualmente, la emergencia de individuos particulares. Si la Constitución del 80 construyó un sujeto desideologizado/a, aspiracional y fuertemente individualista, lo que esperamos es que la nueva haga emerger uno/a politizado/a, colectivizado/a y en donde la idea de lo común sea el punto de encuentro. Nunca más la falsa ideología del mérito ni la auto-gestión. Eso es, insisto, lo que se espera, pero para esto hay que darle tiempo a los procesos sociales. Estos tienen su propia temporalidad.

Agregar un comentario

Su dirección de correo no se hará público. Los campos requeridos están marcados *

You May Also Like

Caso bypass: la fallida estrategia del alcalde de Talca Juan Carlos Díaz por posicionarse como un verdadero líder

Gastos millonarios durante más de cuatro meses, y un despliegue técnico nunca…

En Canal 13 por escándalo en Talca: ¿Los dirigentes vecinales se contratan? ¿A los dirigentes vecinales se les paga honorario?

Fue la pregunta de la periodista de Bienvenidos Ángeles Araya al concejal…

Juan Valdebenito se suma a los posibles candidatos a alcalde de Talca

El actual consejero regional sería visto como el candidato de consenso de…

Contraloría oficia al municipio luego de que Juan Carlos Díaz se apropiara de plataforma municipal de Facebook

Ahora el perfil personal del alcalde cuenta con más de 45 mil…