Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Químicas y Farmacéuticas de la Universidad de Chile, dirigidos por el profesor Pablo Ritcher, realizaron un estudio que evidencio la presencia de diferentes medicamentos y sustancias químicas en los ríos y en las aguas servidas de la capital.
Entre las sustancias hay, ibuprofeno, ácido clorfíbrico, Ácido acetil salicílico, ketoprofeno, naproxeno, ácido mefenámico, diclofenaco, gemfibrozilo, parabenos, hormonas, nonilfenol y triclosan, en concentraciones de hasta 20 ug/L en aguas residuales. Además, la investigación también determinó una concentración de 8 ug/Len aguas procesadas en las plantas de tratamiento
El descubrimiento se produjo entre una serie de estudios elaborados que llevan más de una década en la investigación de contaminantes emergentes. Ritcher los define como lo que “ocurre después del uso de medicamentos y productos de cuidado personal, mediante la excreción de humanos y animales en su forma nativa o como metabolitos, también a través de la disposición de medicamentos y productos vencidos o en desuso, tanto por hospitales como en domicilios particulares”.
Estos químicos son vertidos al sistema de alcantarillado lo que provoca que lleguen a las plantas de tratamiento, las cuales no están confeccionadas para remover estos contaminantes, afirmó Ritcher
“Si bien hoy en día estos contaminantes no están regulados, y están pasando prácticamente inadvertidos, su presencia es una preocupación a nivel internacional dado su potencial de producir impactos ambientales y efectos adversos en la salud”, añadió.
Quienes investigaban, lograron crear una tecnología efectiva y eco-eficiente para distinguir las sustancias químicas en matrices ambientales. El profesor detalló que es una tecnología de microextracción que evita o minimiza el uso de disolventes, lo que permite que los niveles de concentración sean muy bajos para la detección y cuantificación de los contaminantes. Este podría ser un potencial método recolector de contaminantes.
“Se demuestra que un eco-material como el corcho, se puede utilizar como microfase extractiva debido a que sus componentes (suberina, lignina y polisacáridos) interaccionan con moléculas de contaminantes emergentes, extrayéndolas con alta eficiencia desde muestras de aguas naturales, para su posterior cuantificación a niveles de partes por trillón”, dijo Ritcher